Paul
Goodman (1911-1972) fue una de las figuras más reconocidas de la
intelectualidad norteamericana durante la década del sesenta. Poeta y escritor
anarquista, se destacó por su activismo político y sus severas críticas al
sistema educativo. Fue, junto a Fritz y Laura Perls, uno de los impulsores más
importantes de la corriente Gestalt aplicada a la psicología; su libro Terapia
Gestalt: Excitación y crecimiento de la personalidad humana, es considerado
como una de las obras fundadoras del movimiento.
En cuanto a sus ideas educativas, Goodman fue un entusiasta impulsor de planteos radicales para la reforma del sistema escolar. En 1960, luego de ser rechazado por varias editoriales, logró publicar “Creciendo en el absurdo”, un libro que fue considerado por los movimientos contraculturales juveniles como un baluarte de la rebeldía anti institucional. Allí, Goodman propone que la educación de los jóvenes debe estar destinada a la formación de sujetos cuya preocupación fundamental sea la de servir a los demás.
Cuatro años más tarde editó Compulsory Miseducation –la des-educación obligatoria, sería una posible traducción-, obra enteramente dedicada a la enseñanza. Además de las críticas al sistema educativo, Goodman, ofrece en este libro una serie de propuestas para transformar la educación. Prescindir del edificio escolar en algunas clases, recurrir a distintos especialistas sin que necesariamente lo sean en temas educativos, que la asistencia a clase no sea obligatoria, enviar a los niños a las explotaciones agrícolas, etc., eran algunas de ellas.
Una parte del libro estaba dedicada exclusivamente a la enseñanza universitaria. Sus ideas principales para este nivel de enseñanza eran: dejar pasar dos años entre la graduación del nivel medio y el ingreso a la universidad, y suprimir el sistema de calificaciones. La primera tenía como objetivo que los alumnos adquirieran un nivel de madurez que les permitiera recibir la educación universitaria con alguna otra motivación que “conseguir una nota”. La segunda, reemplazar ese sistema por una serie de test para orientar mejor el sistema de enseñanza.
Paul Goodman, falleció de un infarto en 1972, quienes lo conocían aseguraron que nunca pudo recuperarse de la muerte de su hijo en un accidente. Sus críticas a la educación norteamericana expresaron sus profundos desacuerdos con esa sociedad y sus tendencias destructivas que el paso del tiempo no hicieron más que confirmar.
A continuación ofrecemos un fragmento de Compulsory Miseducation, más precisamente de su capítulo 1, “La trampa universal”.
Fragmento.
“… La educación es una función natural de la comunidad y ocurre inevitablemente, ya que los jóvenes crecen a partir de los más viejos, realizan sus actividades y crecen para formar parte (u oponerse) a sus instituciones; los mayores motivan, enseñan, entrenan, explotan y abusan de los más jóvenes. Incluso el ignorar a los jóvenes, excepto físicamente, tiene un efecto educacional - no el peor posible.
La educación formal es un auxiliar razonable a este proceso inevitable, sabiendo que una actividad se aprende mejor individualizándola o poniendo especial atención a través de una persona especial que la enseñe. Pero de ninguna manera eso quiere decir que el complicado artefacto del sistema escolar tenga mucho que ver con la educación, y por cierto no con la buena educación.
En cuanto a sus ideas educativas, Goodman fue un entusiasta impulsor de planteos radicales para la reforma del sistema escolar. En 1960, luego de ser rechazado por varias editoriales, logró publicar “Creciendo en el absurdo”, un libro que fue considerado por los movimientos contraculturales juveniles como un baluarte de la rebeldía anti institucional. Allí, Goodman propone que la educación de los jóvenes debe estar destinada a la formación de sujetos cuya preocupación fundamental sea la de servir a los demás.
Cuatro años más tarde editó Compulsory Miseducation –la des-educación obligatoria, sería una posible traducción-, obra enteramente dedicada a la enseñanza. Además de las críticas al sistema educativo, Goodman, ofrece en este libro una serie de propuestas para transformar la educación. Prescindir del edificio escolar en algunas clases, recurrir a distintos especialistas sin que necesariamente lo sean en temas educativos, que la asistencia a clase no sea obligatoria, enviar a los niños a las explotaciones agrícolas, etc., eran algunas de ellas.
Una parte del libro estaba dedicada exclusivamente a la enseñanza universitaria. Sus ideas principales para este nivel de enseñanza eran: dejar pasar dos años entre la graduación del nivel medio y el ingreso a la universidad, y suprimir el sistema de calificaciones. La primera tenía como objetivo que los alumnos adquirieran un nivel de madurez que les permitiera recibir la educación universitaria con alguna otra motivación que “conseguir una nota”. La segunda, reemplazar ese sistema por una serie de test para orientar mejor el sistema de enseñanza.
Paul Goodman, falleció de un infarto en 1972, quienes lo conocían aseguraron que nunca pudo recuperarse de la muerte de su hijo en un accidente. Sus críticas a la educación norteamericana expresaron sus profundos desacuerdos con esa sociedad y sus tendencias destructivas que el paso del tiempo no hicieron más que confirmar.
A continuación ofrecemos un fragmento de Compulsory Miseducation, más precisamente de su capítulo 1, “La trampa universal”.
Fragmento.
“… La educación es una función natural de la comunidad y ocurre inevitablemente, ya que los jóvenes crecen a partir de los más viejos, realizan sus actividades y crecen para formar parte (u oponerse) a sus instituciones; los mayores motivan, enseñan, entrenan, explotan y abusan de los más jóvenes. Incluso el ignorar a los jóvenes, excepto físicamente, tiene un efecto educacional - no el peor posible.
La educación formal es un auxiliar razonable a este proceso inevitable, sabiendo que una actividad se aprende mejor individualizándola o poniendo especial atención a través de una persona especial que la enseñe. Pero de ninguna manera eso quiere decir que el complicado artefacto del sistema escolar tenga mucho que ver con la educación, y por cierto no con la buena educación.
En el plan organizacional, las escuelas juegan un rol educativo y uno no-educativo. El rol no-educativo es muy importante. En los grados más bajos, las escuelas son un servicio de guardería durante un período de colapso de la familia a la antigua y durante un tiempo de urbanización extrema y de movilidad urbana. En los grados inferiores y superiores de la secundaria, ellos son un brazo de la policía, dándole a ella y a los campos de concentración una parte en el presupuesto bajo la rúbrica de “consejo escolar”. El rol educativo es, en su conjunto, proveer - a costa del público y de los padres - entrenamiento para los aprendices de las corporaciones, el gobierno y la misma profesión de profesor, y también para entrenar a los jóvenes, como el Comisionado de Educación de Nueva York ha dicho (en el caso Worley), “a manipular constructivamente sus problemas de ajuste a la autoridad”.
Las escuelas públicas de América han verdaderamente sido una fuerza poderosa y benéfica para la democratización de una gran y mezclada población. Pero debemos ser cuidadosos de seguir evaluándolas cuando, con condiciones cambiantes, se transforman en una trampa universal y la democracia comienza a parecer un exceso de disciplina.”
el autor describe los intentos de renovación
educativa como “revoluciones inacabadas”; y es que por una parte, la educación
progresiva defiende que la tradicional está fuera de lugar, pero por otra
parte, todos las transformaciones que propone miran hacia el futuro mientras la
sociedad no se atreve a adoptar los cambios necesarios para llevar a cabo
reformas significativas. De ahí que vaya más allá de las propuestas reformistas
y se aventure a apostar por la anulación de la escuela como institución; los
argumentos que utiliza para afirmar la necesidad de la eliminación de la
escuela son: en primer lugar, que la información que reciben de la sociedad y
más concretamente de los medios y en la escuela, entra en continuo conflicto la
que reciben en su entorno más cercano (códigos del lenguaje, de valores, de
actitudes, etc.). Por ello propone que sean las ciudades o entornos sociales
inmediatos de los adolescentes los que de manera espontánea, cumplan ésta
función educativa. Habla por tanto de “la ciudad escuela”
"Es, sobre todo, en las escuelas y a través de los medios de comunicación, y no en el hogar o a través de sus amigos, que la gran masa de nuestros ciudadanos de todas las clases aprenden que la vida es inevitablemente rutina, que está despersonalizada y que sus categorías sociales se basan en la corrupción… Educados en las escuelas, se introducen en un mismo tipo de empleo, cultura y política. Esto es la educación: des-educación, socializar de acuerdo con la normativa social y estructurar de acuerdo con las “necesidades” nacionales”.
Propone 6 alternativas a la educación obligatoria:
1. defiende la abolición de la escuela para los primeros cursos de manera que las redes vecinales cumplan la función educativa.
2. utilizar la ciudad como escuela puesto que considera más útil enseñar sobre la realidad a hacerlo sobre un “abstracto” plan de estudios (modelo de educación ateniense).
3. utilizar adultos sin título.
4. asistencia no obligatoria (summerhill).
5. descentralización de la escuela localizándola en los lugares propios de la vida social.
6. enviar a los estudiantes a granjas con pocos recursos.
Defiende la educación progresiva de John Dewey: según la cual son los alumnos los que deben marcarse sus propios objetivos de manera que se sientan identificados con ellos y responsables de su consecución. El principio de Dewey según el autor es que “la buena enseñanza es aquella que conduce al estudiante a querer aprender más.”
Una de las mayores críticas sociales que el autor
elabora es la de la profunda tecnologización de la sociedad con el consecuente
peligro de crear una sociedad “de frívolos e inútiles consumidores. No interesa que los jóvenes se conviertan en
personalidades autónomas e independientes, que encuentren su verdadera vocación
ya que eso no contribuiría a alimentar la industria.
La idea de la educación libertaria que proponía
Goodman y sus seguidores es que el aprendizaje y conocimiento deberían de estar
relacionados con la vida real y práctica y no en teorías.
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